Artículo adaptado y traducido. Original de Ravi Venkatesan
Representante especial por los jóvenes y la innovación en UNICEF
El mes pasado, finalmente actualicé mi viejo y confiable iPhone 6 a un nuevo y brillante XR. No tiene nada especial, excepto por la epifanía que esto desató. Me di cuenta de que rutinariamente mejoramos las cosas en nuestra vida: nuestro armario, automóvil, electrodomésticos, y más electrónicos, como teléfonos y computadoras portátiles. Pero, ¿cuántos de nosotros intentamos actualizarnos conscientemente? Un nuevo teléfono tiene mejor hardware: más rápido, con más almacenamiento, mejor pantalla o cámara.
También viene con una nueva versión del software que corrige errores anteriores, mejora el rendimiento y agrega muchas características nuevas. ¿Cuál es el análogo humano de estos?
Mejor hardware significa un cuerpo más capaz. La ciencia está demostrando que con la dieta, el ejercicio y el estilo de vida adecuados, el envejecimiento puede reducirse drásticamente e incluso revertirse. Somos lo que comemos. Y el ejercicio puede ser el determinante más importante de nuestra salud mental y física.
¿Y qué hay de nuestro software interno? Esto se siente más complejo, más sutil. Una parte de nuestra actualización de software es aprender cosas nuevas. ¿Qué habilidad adquirirás este año? ¿Qué nueva actividad comenzarás? Tal vez aprender a tocar un nuevo instrumento, emprender una aventura o asumir un nuevo rol, cualquier cosa que haga que salgas de tu zona de confort y permita que se formen nuevas conexiones neuronales.
Otra dimensión está trabajando en tu mentalidad. Un viejo proverbio judío dice: «nada es como es; todo es como somos”. Nuestra mentalidad entonces es la lente a través de la cual vemos el mundo. La psicóloga Carol Dweck ha escrito un magnífico libro (“Cambiando la forma en que piensas para alcanzar tu potencial”) sobre cómo una mentalidad de crecimiento frente a una mentalidad fija determina gran parte de lo que nos sucede.
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Lo que conseguimos profesionalmente, la calidad de nuestras relaciones y, en última instancia, nuestra capacidad de felicidad se originan en una mentalidad positiva de crecimiento. Una dimensión final de nuestro software es el “carácter”, que es la barrera moral de nuestro comportamiento. Ya sea que cedamos ante las tentaciones o podamos resistirnos, nuestra fuerza de voluntad, la forma en que vemos y tratamos a los demás, nuestra capacidad para trabajar en nuestras debilidades y mejorar, nuestra capacidad para lidiar productivamente con los reveses, todas estas cosas y mucho más vienen de nuestro carácter. Somos nuestro software.
Entonces, al comenzar el año, tiempo para tomar nuevas resoluciones, vale la pena pensar en tu plan para actualizar tu propio hardware y software. Las resoluciones de Año Nuevo son notoriamente difíciles de mantener, pero no es la perfección lo que importa, sino simplemente quedarse con ellas. .
Una mejora modesta cada año marcará una diferencia dramática cuando se sostenga durante décadas. The New York Times tiene algunos buenos consejos para esto, chécalos aquí.
Deseándoles un muy feliz y saludable Año Nuevo.
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